martes, 25 de noviembre de 2014

Educando en la igualdad

 


Hoy, 25 de noviembre, es el Día Internacional de Lucha contra la violencia de género, dedico esta entrada, a hacer un llamamiento a todos los educadores. Podría hacerlo a familias, políticos, religiosos… pero no...Lo hago para los profesores, aquellas personas que pasamos la mayor parte del tiempo con los alumnos, con el futuro….

El centro educativo es el espacio en el que los alumnos y alumnas viven muchas de sus experiencias académicas y personales; es el lugar en el que descubren el mundo y se va formando su personalidad.

Todos los días lectivos, durante unas horas, se relacionarán no sólo en las aulas, sino en los pasillos, en el patio, en el gimnasio… Aprenderán de todo lo que ocurra a su alrededor. Les influirá la organización del centro, el programa de convivencia, el lenguaje que utilizamos, los libros de texto elegidos o nuestras actitudes y forma de relacionarnos. Compartirán los pupitres, trabajarán en equipo, se identificarán con sus iguales, explorarán sus sentimientos, se esforzarán por comprender quiénes son las personas con las que comparten el aula, estudiarán en soledad o en compañía, y a media voz comentarán, desde la complicidad y la amistad, lo que les preocupa o les interesa.

Quienes nos implicamos en su formación trabajamos para que desarrollen todas sus capacidades intelectuales, físicas, emocionales y sociales. Pero no siempre nos esforzamos lo suficiente para que aprendan a relacionarse desde el respeto y el reconocimiento mutuo; para que se comprometan con el cuidado de las personas con las que conviven y con su propia vida, para que sus experiencias no estén marcadas por la imposición de roles que dicten lo que, como mujeres u hombres, deberían hacer.

Para ello, es importante que les ayudemos a ser libres de estereotipos sexistas de los cuales, muchas veces somos nosotros mismos víctimas. Nos preocupamos por formarles para que participen de manera activa y crítica, como futuras ciudadanas y ciudadanos responsables, comprometidos con la sociedad y el tiempo que les ha tocado vivir, pero no les educamos muchas veces en igualdad.

Pensando en mi propia experiencia, recuerdo como siempre que el profesor necesitaba ayuda para mover alguna silla decía:” ¿Algún chico voluntario?”

Ahora me pregunto ¿Y por qué no chica? ¿Por qué nos pusieron la etiqueta de débiles cuando a lo mejor yo  era más fuerte que mi compañero? O sencillamente no tenía tanta fuerza como él, pero tenía maña y estaba igual de capacitada que mis compañeros.

Actualmente, existe la llamada coeducación.

“La coeducación es un proceso intencionado de intervención a través del cual se potencia el desarrollo de niños y niñas partiendo de la realidad de dos sexos diferentes hacia un desarrollo personal y una construcción social comunes y no enfrentados”. (Feminario de Alicante. Elementos para la educación no sexista. Víctor Orenga, Editores, 1987.) “

“Se entiende por coeducación el proceso educativo que favorece el desarrollo integral de las personas con independencia del sexo al que pertenezcan y, en consecuencia, entendemos por escuela coeducativa aquella en la que se corrigen y se eliminan todo tipo de desigualdades o mecanismos discriminatorios por razón de sexo y en la que los alumnos y alumnas puedan desarrollar libremente su personalidad en un clima de igualdad real y sin ningún tipo de condicionantes o limitaciones impuestas en función de su sexo” (Lucini, Fernando. Temas transversales y Educación en valores, Anaya, Madrid, 1998).

La coeducación supone y exige situaciones de igualdad real, de oportunidades académicas, profesionales y en general, sociales, de tal modo que nadie, por razones de sexo, parta de una situación de desventaja o tenga que superar especiales dificultades para llegar a los mismos objetivos. En pleno siglo xxi, la coeducación está en muchos de los colegios pero no en su plenitud; por no hablar del ámbito laboral, que por desgracia sigue habiendo muchas desventajas por el hecho de ser mujer, no solo en el tema salarial, sino también por el tema embarazo.

Con esta entrada, no quiero promover el hecho de que una mujer sea mejor que un hombre, ni mucho menos. Se trata de propiciar la comunicación entre las personas de ambos sexos, basándose en el respeto mutuo, en el conocimiento acertado, en la aceptación de la convivencia, en el diálogo creativo y en la superación de rasgos sexistas como categorías hegemónicas y autoexcluyentes.

Marina Subirats (1988), expone: “La coeducación plantea como objetivo la desaparición de los mecanismos discriminatorios, no sólo en la estructura formal de la escuela, sino también en la ideología y en la práctica educativa. El término coeducación ya no puede simplemente designar un tipo de educación en el que las niñas hayan sido incluidas en el modelo masculino, tal como se propuso inicialmente. No puede haber coeducación si no hay a la vez fusión de las pautas culturales que anteriormente se consideraron específicas de cada uno de los géneros.”

La coeducación es una tarea global a la enseñanza, pues implica un proceso por el que se pone en tela de juicio qué enseñamos, cómo enseñamos y por qué enseñamos. No se trata de crear áreas nuevas, sino de tenerla presente en todas. Educar para la crítica, la convivencia, el compromiso, la creatividad y la justicia.

La coeducación es un camino largo que aún nos queda por recorrer; implica reconocer y valorar la diversidad de los chicos y de las chicas y hacer de ello una ventaja, un enriquecimiento cultural y una aportación de valores y prácticas tradicionalmente asociados a las mujeres.
 

Se trata de educar en la igualdad para prevenir la violencia de género.
 
 
 
 
Os dejo unos nuevos datos escalofriantes para que penséis….
“El 19% de las chicas y el 32% de los chicos adolescentes justifican la violencia y el sexismo como reacción a una agresión y tienen “una preocupante tolerancia hacia el maltrato”, según un estudio elaborado por la  Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género (2010), del que se desprende que más del 13% de los varones jóvenes dice haberla ejercido y un 9% de las mujeres, haberla padecido.”
“El estudio, realizado en colaboración con el Ministerio de Educación, se ha realizado en 335 centros educativos con una población total de 11.020 estudiantes, 2.727 profesores y 254 equipos directivos para analizar la  percepción e incidencia de la violencia machista en las aulas y los mecanismos disponibles o recomendables para prevenirla.”
“Un 9,2% de las chicas encuestadas dijo haber vivido  situaciones de maltrato por parte de chicos con los que estaban saliendo, habían salido o querían salir, con  actitudes como “intentar controlar hasta el más míni- mo detalle”, lo que había padecido un 6,98%, “intentar  aislarla de sus amistades” (6,09%) o “hacerla sentir  miedo” (2,71%).
 
 
“El machismo se ha instalado, desde hace tiempo, en las aulas. Y crece peligrosamente. Los datos de la encuesta Andalucía Detecta, del Instituto Andaluz de la Mujer, presentados en un reciente congreso, son escalofriantes: el 24% de los jóvenes andaluces cree que el lugar de la mujer está en su casa, ocupada en cuidar a su familia; el 10% cree que los hombres son los que tienen que tomar las decisiones importantes en una pareja; el 50% de los jóvenes cree que la mujer aguanta bien la violencia machista."

 
¿Qué podemos hacer?
Mi respuesta es educar mejor a los jóvenes. ¿ Y la tuya?
 
 

 

 
Por último, mi más sincero apoyo a las victimas de la violencia de género. Y decirlas : ¡ Sí, se puede!
 
 
 
 
 
 

 


1 comentario:

  1. Una pasada de entrada. Enhorabuena. Te la anoto también como voluntaria.

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